domingo, 10 de junio de 2012

Darse

Terror. Eso fue exactamente lo que sentí ese día que quisiste darme un beso por primera vez y yo te corrí la cara. Ya te amaba y darte ese beso para mí era la confirmación de esa caída libre, incierta, peligrosa. Ya no era yo. Eras vos. El mundo eras vos, mi vida, mi felicidad, mi aire eras vos. Darte ese beso -traté de explicarte después- era como decirte con mis dos manos tomá, acá está mi corazón, es tuyo. ¿Cómo podía yo, así sin más, darle a otra persona algo tan delicado, tan sensible y cuidado como mi corazón? ¿Acaso el riesgo no era altísimo? ¿Quién podía cuidar de mi corazón tan bien como lo había hecho yo hasta ese momento? Trataste de no ofenderte; seguramente porque sabías por mis ojos que, aunque te diera vuelta la cara, yo ya era tuya, completamente tuya. Era cuestión de tiempo, ¿no? Que yo lo aceptara, que yo me entregara y que perdiera de a poco el miedo. Pero tenía terror y no sé si alguna vez se me fue. Ser yo sola era saber cuidarme, saber cómo cruzar una calle para que no me pisara un auto pero, de repente, mi corazón lo tenías vos, que eras otro fuera de mí. Otro a quien yo no podía cuidar de cómo cruzar la calle; ¿y si un auto te pisaba, por ejemplo, con mi corazón a cuestas qué iba a ser de mí? Por primera vez yo no podía controlar justamente lo más preciado. Y eso me aterraba. Y si bien supiste cuidar mi corazón por un buen rato, en algún momento te olvidaste de que lo tenías, o no te diste cuenta o no sé; pero ese terror, el de ese día parados al costado de la calle de tierra, yo con mi auto, vos con el tuyo a la sombra de esos paraísos del terreno municipal -gracias a ese destino que nos supo cruzar-, se cumplió como un mal presagio. Mi corazón fuera de mí se golpeaba tanto que empezó a sangrar, sangrar y desangrarse y yo no pude más que rogarte, que pedirte, suplicarte... y llorar mi propia impotencia, llorar silenciosa mi muerte. Todo eran golpes. Y así volvió a mí: apagado, agónico y magullado; dolorido (Dios, tan dolorido). ¿Valió la pena? Seguramente.

4 comentarios:

  1. Ese corazon dificilmente algun día se recupere, no? Digo... es difícil hacer que vuelva a ser lo que alguna vez fue.... como le pasa a los infartados, el corazon queda herido para siempre.

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    1. Espero haber respondido a tu inquietud con mi último post... ¿no?

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    2. Si, puede ser..... ese corazon esta herido de muerte pero hay una esperanza de volver a moldearlo de nuevo y eso esta muy bueno.

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  2. La verdad que es muy duro pero es asi el jeugo del amor, siempre a uno le rompen el corazon y hay que arriesgarse aunque en el momento es como si lo tirasen al asfalto y le pase un ford por ensima varias veces

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