domingo, 11 de marzo de 2012

L'amour

Encontrada silbando, con las manos en la masa, tal como no hubiera querido ser encontrada, todo lo que había dicho y hecho hasta aquella mañana ahora parecía rodar por un precipicio, caer de golpe como una pirámide de cartas o como el telón pesado y punzó de un antiguo teatro. Fin. 
   Cuándo, en qué memento fue que perdió la cabeza (o mejor dicho, la recuperó) no lo sabía. Bueno, sí, fue cuando él abrió el paraguas y la invitó a caminar por Corrientes, tan irremediablemente juntos, sin poder ni querer evitar el roce, ese roce que como un laberinto la mareaba pero que, como el agua fresca, la revivía. Con amor la vida era otra cosa; era vida. No importaba entonces todo lo que había tenido que morir y todo lo que le había costado morir. El invierno tan largo, tan solitario por fin había terminado.                                                                                               
   Corría el mes de noviembre y todo era flores, silbidos, flores. Noches de sueños profundos, de los de verdad y, también, de pelos despeinados. Siempre recordaba eso que decía Mafalda de que las cosas que nos hacen más felices son las que nos terminan despeinando. Sonríe: qué lindo que es estar enamorada.
    Tres años había durado el invierno. Tres años en los que pensó, de verdad, que nunca iba a terminar. En medio de su todo controlar y controlar a todos, algo la agarró de golpe, la agarró por atrás y la conquistó en un abrazo exquisitamente tierno y húmedo. Algo, como una flor, una palabra la tomó por sorpresa y con la guardia baja.
     Miró hacia abajo ruborizada cuando el otro, el de siempre, le preguntó qué le pasaba.  Pues, no sabía mentir: estaba enamorada.                    

8 comentarios:

  1. Exquisitamente tierno el relato, que de todas formas deja entrever una historia amarga y dulce a la vez.

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  2. Esto es realidad o ficcion ????

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  3. será el mismo noviembre que se recuerda como el nueve de julio en que nevó?

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    1. Será... Como el inolvidable 9 de julio de 2007 que nevó, blanco y radiante.

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  4. ...será entonces uno de esos momentos de efímera eternidad.

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  5. Efímera eternidad. Distracción de los hados. ¿Fatalidad?

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